Es Pascua, nuestra Fiesta

[Oficina de Servicios Pastorales del Real Monasterio]

Tercer día del Triduo pascual

¿Qué es el Triduo Pascual?

38. La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde la Misa vespertina del jueves en la Cena del Señor «hasta las Vísperas del domingo de Resurrección». Este período de tiempo se denomina justamente el «Triduo del crucificado, sepultado y resucitado»; se llama también «Triduo pascual» porque en su celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el tránsito del Señor de este mundo al Padre. En esta celebración del misterio, por medio de los signos litúrgicos y sacramentales la Iglesia se une en íntima comunión con Cristo, su Esposo.

1. Catequesis o sentido de la celebración

Domingo de Pascua de Resurrección

  A). Vigilia pascual en la noche santa

77. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en ella, conmemorando la noche santa en la que el Señor resucitó, ha de considerarse como «la madre de todas las santas vigilias». Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la iniciación cristiana.

78. «Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo». Esta regla ha de ser interpretada estrictamente. Las razones presentadas a veces para justificar la anticipación de la Vigilia pascual, por ejemplo la inseguridad pública, no se tienen en cuenta en el caso de la noche de Navidad o de reuniones de otro género.

79. La Vigilia pascual nocturna durante la cual los hebreos esperaron el tránsito del Señor, que debía liberarlos de la esclavitud del faraón, fue desde entonces celebrada cada año por ellos como un «memorial»; esta vigilia era figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la noche de la verdadera liberación, en la cual «rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo».

81. La Vigilia pascual tiene la siguiente estructura: Después del lucernario y del pregón pascual (que forma la primera parte de la vigilia), la santa Iglesia contempla las maravillas que Dios ha hecho en favor de su pueblo desde los comienzos (parte segunda o liturgia de la Palabra), hasta que, junto a los nuevos miembros renacidos por el bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa, preparada por el Señor para su pueblo, memorial de su muerte y resurrección, en espera de su nueva venida (parte cuarta).

B). El día de Pascua

97. La Misa del día de Pascua se debe celebrar con la misma solemnidad. En lugar del acto penitencial, es muy conveniente hacer la aspersión con el agua bendecida durante la celebración de la Vigilia; durante la aspersión se puede cantar la antífona «Vidi aquam», u otro canto de índole bautismal. Con la misma agua bendecida conviene llenar los recipientes (pilas) que se hallan a la entrada de la iglesia. 98. Consérvese, donde aún está en vigor, o restáurese en la medida que sea posible, la tradición de celebrar las Vísperas bautismales del día de Pascua, durante las cuales se hace una procesión al baptisterio.

[Carta Circular de la Congregación para el Culto divino, 1988]

El color litúrgico de este día y tiempo es el BLANCO.

2. Lecturas del domingo de Resurrección

[Año B: Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43; Colosenses 3, 1-4; Juan 20, 1-9]

Apóstol: «Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección».

Evangelio: «Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos».

3. Meditación

En verdad es justo y necesario,es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca eneste día  en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo:
muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró nuestra vida.
(Prefacio I de Pascua)

 

1.- “Hemos comido y bebido con él”: Cuando se habla de resurrección, el primer comentario suele ser que de allá nadie volvió para decir lo que pasa. Esa constatación con aires de evidente, lo sería si la resurrección se entendiese como un regreso de los muertos a la vida, un desandar el camino desde la oscuridad de la tumba a la luz acostumbrada de nuestras vidas. Pero no es eso lo que entendemos quienes celebramos que Cristo ha resucitado. ¡La resurrección de Cristo no es regreso a su pasado sino entrada en su futuro! ¡Su Pascua no es recaída en el mundo viejo sino comienzo de un mundo nuevo! Por la resurrección, no recobra el hombre la vida perdida sino que se abre a una vida nueva, a la vida de Dios. Resucitado, no regresa el hombre a la mortalidad sino que se le reviste de inmortalidad.

2.- “Habéis muerto –dice el Apóstol- y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”, o, lo que es lo mismo, la vida de Dios está escondida con Cristo en nosotros. Así que, si alguien nos pregunta por la resurrección, no decimos: De allá nadie volvió. Sino que confesamos: ¡Cristo Jesús vive!, y somos sus testigos, pues “hemos comido y bebido con él después de su resurrección”, más aún, hemos resucitado con él, y estamos con él a la derecha de Dios en el cielo. Es cierto: De allá nadie volvió. Pero es más cierto aún que allá, en la vida nueva, ya hemos entrado misteriosamente los que creemos en Cristo Jesús. Con él nos encontramos y comemos siempre que, conforme a su mandato, escuchamos su palabra, hacemos nuestra su acción de gracias y recibimos los sacramentos de su vida entregada.

3.- Arrodillados como el Señor a los pies de la humanidad, de él aprendemos a servir a los pequeños, a curar heridas, a limpiar miserias, a entregar como un pan nuestras vidas a los pobres. Con Cristo resucitado comemos y bebemos siempre que los pobres se sientan a nuestra mesa. Y aunque sea poco lo que haya para compartir y guardemos silencio mientras lo compartimos, sabemos muy bien que es el Señor quien está con nosotros. Porque comemos y bebemos con él, llevamos en el corazón su paz, la que él nos ha dado, su alegría, en la que él nos envuelve, su Espíritu, con el que él nos unge, nos transforma, nos fortalece, nos consuela, nos vivifica, nos justifica, nos santifica, nos resucita. Su paz, su alegría, su Espíritu, son en nosotros los voceros de su resurrección. Sabemos que él vive, porque vive en nosotros, porque espera con nosotros, porque ama en nosotros, y, en este cuerpo suyo que es la Iglesia, él va llenando la tierra de humanidad humilde, de humanidad pacificada, de humanidad reconciliada, de humanidad nueva, recia, libre y justa, de humanidad resucitada, de humanidad divinizada.

Sólo tu vida, Iglesia de Cristo, puede dar testimonio de que Cristo vive. El mundo te necesita para salvarse de su resignación a la nada. El mundo te necesita para estrenar humanidad, para entrar en el día de la resurrección. Deja que se transparente en ti la luz de Cristo resucitado.

Santiago Agrelo Martínez, OFM, arzobispo de Tánger [https://diocesistanger.org]

Agenda del Santuario

 La Oficina de Información del Real Monasterio comunica que a la Misa del Domingo de Pascua, 1 de abril (12.00 de la mañana), acudirán muchos devotos de toda España a honrar a la Madre del Señor manifestada en Guadalupe. La Comunidad franciscana desea a todos una agradable estancia entre nosotros. Conviene, no obstante, que las peregrinaciones que deseen celebrar en la basílica o en la cripta del camarín,  reserven día y hora por correo electrónico: comunidad@monasterioguadalupe.com

Es la Pascua del Señor

Colecta en favor de Tierra Santa 

¿Te imaginas el país de Jesús, la Tierra Santa, sin iglesias, sin cristianos…? Si no les ayudamos con nuestros bienes tendrán que irse… ¡Piénsalo!

https://es.custodia.org

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Ramos y pasión

[Oficina de Servicios Pastorales del Real Monasterio]

Tiempo de Cuaresma/ Semana Santa

«Durante la Semana Santa, la Iglesia celebra los misterios de la salvación realizados por Cristo en los últimos días de su vida, empezando por su entrada mesiánica en Jerusalén. El tiempo de Cuaresma continúa hasta la tarde del jueves santo […]. La Semana Santa empieza el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, que comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración y en la catequesis».  Carta Circular 1988, nº. 27.28

 

El color litúrgico de este domingo es el rojo.

1. Lecturas del Domingo de Ramos en la Pasión

[Año B: Isaías 50,4-7; Filipenses 2,6-11; Marcos 15,1-39]

Apóstol: «Cristo, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el «Nombre sobre todo nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble, en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo, y toda lengua proclame: «¡Jesucristo es Señor!», para gloria de Dios Padre».

Evangelio: «Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda… Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él… También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Realmente este hombre era Hijo de Dios»».

2. Meditación

 

«Por la Pasión salvadora de tu Hijo la humanidad entera fue capaz de glorificarte,
porque en la fuerza inefable de la cruz se manifestó el juicio del mundo 
y el poder de Cristo crucificado.
(Prefacio I de la Pasión)

 

1. Hoy la lectura de la Pasión según san Marcos debe ser valorada en su justa medida. La lectura, en sí, debe ser “evangelio” mismo y nosotros, como las primeras comunidades para las que se escribió, debemos poner los cinco sentidos y personalizarla. La pasión según San Marcos es el relato más primitivo que tenemos de los evangelios, aunque no quiere decir que antes no hubiera otras tradiciones de las que él se ha valido. Debemos saber que no podemos explicar el texto de la Pasión en una “homilía”, sino que debemos invitar a todos para que cada uno se sienta protagonista de este hermoso relato y considere dónde podía estar él presente, en qué personaje, cómo hubiera actuado en ese caso. Precisamente porque es un relato que ha nacido, casi con toda seguridad, para la liturgia, es la liturgia el momento adecuado para experimentar su fuerza teológica y espiritual.

2. No es, pues, el momento de entrar en profundidades históricas y exegéticas sobre este relato, sobre el que se podían decir muchas cosas. Desde el primer momento, en los vv. 1-2 nos vamos a encontrar con los personajes protagonistas. El marco es las fiestas de Pascua que se estaban preparando en Jerusalén (faltaban dos días) y los sumos sacerdotes no querían que Jesús muriera durante la “fiesta”, tenía que ser antes; el relato, no obstante, arreglará las cosas para que todo ocurra en la gran fiesta de la Pascua de los judíos ¡nada más y nada menos! Los responsables, dice el texto, “buscaban cómo arrestar a Jesús para darle muerte!. Era lo lógico, porque era un profeta que iba muy por libre. Era un profeta que estaba en las manos de Dios. Esto era lo que no soportaban.

3. Pero si queremos organizar nuestra preparación, tanto a nivel personal como catequético y pastoral para una lectura previa, pausada y reflexiva del relato de la Pasión de Marcos, aquí van algunas pautas que pueden resultar “orientativas”: Mc estructura el relato de la pasión y muerte de Jesús con un tríptico introductorio (14,1-11), seguido de dos relatos en para­lelo, situados el mismo día (14,12), que le sirven para mostrar la misma realidad bajo dos aspectos diferentes. En el primer relato (14,12-26) se expone en clave teológica la voluntariedad y el sen­tido de la entrega de Jesús (eucaristía); en el segundo (14,17-15,47) describe su entrega en forma narrativa.

4. El recorrido por los relatos de la pasión del Señor, que Marcos ha preparado con tres anuncios a través de su marcha hacia Jerusalén (8,31; 9,31; 10,33-34), no debería sorprender a sus discípulos, pero, sin embargo, les desconcertará de tal modo, que abandonarán a Jesús, lo negarán, como en el caso de Pedro, y marcharán Galilea. Parece como si la última cena con los suyos no hubiera sido más que un encuentro al que estaban acostumbrados, cuando en ella Jesús les ha adelantado su entrega más radical. A la hora de la verdad, en el Calvario, no estarán a su derecha los hijos del Zebedeo, como arrogantemente le habían pedido al maestro camino de Jerusalén (10,35-40), sino dos malhechores. Esto obliga a Marcos a que el reconocimiento de quién es Jesús, en el momento de su muerte, lo pronuncie un pagano, un ateo, el centurión del pelotón romano de ejecución, quien proclama: «verdaderamente este hombre era el hijo de Dios» (15,39). Como vemos, el relato no queda solamente en lo litúrgico, sino que lo teológica es de mucha más envergadura. ¿Nos hubiéramos nosotros quedado allí, junto al Calvario, o nos habríamos marchado también huyendo a nuestra Galilea?

5. Todos los aspectos de la lectura de la pasión en Marcos, entre otros muchos posibles, muestran esa teología de gran alcance cristiano, semejante a aquella que encontramos en Pablo, en la carta a los Corintios: «su fuerza se revela en la debilidad». Es lo que se ha llamado, con gran acierto, la sabiduría de la cruz, que es una sabiduría distinta a la que buscaban los griegos y los judíos. El Dios de la cruz, que es el que Marcos quiere presentarnos, no es Dios por ser poderoso, sino por ser débil y crucificado. Es evidente que este es un Dios que escandaliza; por ello se ha permitido que sea un pagano quien al final de la pasión, en el fracaso aparente de la muerte, se atreva a confesar al crucificado como Hijo de Dios. Sin duda que el relato de la pasión de Marcos busca su punto más alto en la muerte de Jesús como una «teofanía», en cuanto revela el poder de Dios que se manifiesta en la debilidad. Marcos pone de manifiesto, pues, que la lógica de Dios es muy distinta de la lógica humana. Pero es innegable que, desde la cruz, el Hijo de Dios confunde la sabiduría humana, la vanagloria, el poderío desbordante, porque frente a tanta miseria, Dios no puede ser un triunfador, sino un apasionado por el misterio de la muerte de Jesús que ha vivido para darnos la libertad.

Fray Miguel de Burgos Núñez, OP [https://www.dominicos.org]

3. Contemplación

 

“¿Dónde está el buen Dios

Los SS parecían inquietos. Colgar a un muchacho ante miles de personas no era un asunto sin importancia. El jefe del campo leyó el veredicto. Todas las miradas estaban puestas sobre el niño. Estaba lívido, intranquilo, mordisqueándose los labios. La sombra de la horca le recubría. El jefe del campo se negó en esta ocasión a hacer de verdugo. Le sustituyeron unos SS. Los tres condenados subieron a sus sillas. Los tres cuellos fueron introducidos en los nudos corredizos.

—¡Viva la libertad! —gritaron los dos adultos.

El muchacho se calló.

—¿Dónde está el buen Dios, dónde? —preguntó alguien detrás de mí.

A una señal del jefe del campo, las tres sillas cayeron. Un silencio absoluto descendió sobre toda la explanada. El sol se ponía en el horizonte.

—¡Descubríos! —rugió el jefe del campo.

Su voz sonó ronca. Nosotros llorábamos. Después comenzó el desfile. Los dos adultos habían dejado de vivir. Su lengua pendía, hinchada, azulada. Pero la tercera cuerda no estaba inmóvil; de tan ligero que era, el niño seguía vivo… Permaneció así más de media hora, luchando entre la vida y la muerte, agonizando bajo nuestra mirada. Su lengua estaba roja, y su mirada no se había extinguido. Escuché al mismo hombre detrás de mí:

—¿Dónde está el buen Dios?

Y en mi interior escuché una voz que respondía: «¿Dónde está?… Pues aquí, aquí colgado, en esta horca…».

Fray Francisco Arias Marcelo, OFM [Fraternidad San Francisco, Mérida]

Agenda del Santuario

 

La Oficina de Información del Real Monasterio comunica que a la Misa del Domingo, 25 de marzo (11.45 de la mañana), acudirán muchos devotos de toda España a honrar a la Madre del Señor manifestada en Guadalupe. La Comunidad franciscana desea a todos una agradable estancia entre nosotros. Conviene, no obstante, que las peregrinaciones que deseen celebrar en la basílica o en la cripta del camarín,  reserven día y hora por correo electrónico: comunidad@monasterioguadalupe.com

Horario de las celebraciones pascuales en la basílica de Guadalupe

 

 

La Pascua del Señor

Horarios de la Semana Santa 2018

Viacrucis Claustral

Viernes de Dolores, 23 de marzo: 19.30 [7.30 de la tarde]: Sagrada imagen de N. P. Jesús Nazareno.

Concierto de Música Sacra

Sábado, 24 de marzo: 20.00 [8 de la tarde].

Sacramento de la Penitencia

Miércoles, jueves, viernes y sábado santos: 11.30 a 12.30. Durante los Oficios no se confiesa.

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, 25 de marzo

11.00: Misa dominical.

11.45: Misa Solemne con bendición y procesión de Ramos.

(Si el tiempo no lo impide, esta celebración empieza en el Patio de los Peregrinos o Corralón)

13.00 y 20.00 [8 de la tarde]: Misa dominical.

 

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Caído el grano, brotó la espiga

[Oficina de Servicios Pastorales del Real Monasterio]

Tiempo de Cuaresma

«El tiempo de Cuaresma es tiempo propicio para afinar los acordes disonantes de nuestra vida cristiana y recibir la siempre nueva, alegre y esperanzadora noticia de la Pascua del Señor. La Iglesia en su maternal sabiduría nos propone prestarle especial atención a todo aquello que pueda enfriar y oxidar nuestro corazón creyente. Las tentaciones a las que estamos expuestos son múltiples. Cada uno de nosotros conoce las dificultades que tiene que enfrentar. Y es triste constatar cómo, frente a las vicisitudes cotidianas, se alzan voces que, aprovechándose del dolor y la incertidumbre, lo único que saben es sembrar desconfianza. Y si el fruto de la fe es la caridad —como le gustaba repetir a la Madre Teresa de Calcuta—, el fruto de la desconfianza es la apatía y la resignación. Desconfianza, apatía y resignación: esos demonios que cauterizan y paralizan el alma del pueblo creyente.

La Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar éstas y otras tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús. Toda esta liturgia está impregnada con ese sentir y podríamos decir que se hace eco en tres palabras que se nos ofrecen para volver a «recalentar el corazón creyente»: Detente, mira y vuelve (Papa Francisco)

El color litúrgico de este tiempo es el morado.

1. Lecturas del V Domingo de Cuaresma

[Año B: Jeremías 31, 31-34; Hebreos 55 7-9; Juan 12, 20-33]

Apóstol: «Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna».

Evangelio: «»Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, que a infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este, mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
…Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí». Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba morir».

2. Meditación

 

«Por la Pasión salvadora de tu Hijo la humanidad entera fue capaz de glorificarte,
porque en la fuerza inefable de la cruz se manifestó el juicio del mundo 
y el poder de Cristo crucificado.
(Prefacio I de la Pasión)

1.-Ha llegado la hora de que sean incorporados todos los hombres a la salvación que el Señor ofrece por medio de Jesús. Es una constante que ha enseñado en su ministerio: Dios es de todos, que hace salir el sol para buenos y malos (cf. Mt 5,45). Dios no es patrimonio de ningún pueblo, sino que pertenece a toda la humanidad, a cada persona, como vimos en la expulsión de los mercaderes del templo; todo el mundo puede relacionare con Él al margen del templo oficial hebreo. Pero la vía de acceso al Señor es el amor de Jesús, amor que llega al límite de dar su vida por todos. Es el grano de trigo, que, para multiplicarse, tiene que morir antes.

2.- El sentido de morir para que el grano se reproduzca es el siguiente. En la Última Cena Jesús «antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. […] se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido» (Jn 13,3-5). Es un signo para que los discípulos no tuvieran duda de cómo la vida de Jesús es salvadora, sólo cuando sirve a los demás, siguiendo el mandato del Señor de llevar a cabo su revelación como Amor como siervo sufriente. Y se lo advirtió a todos cuando pedían ocupar los mejores puestos en su hipotético reino lleno de poder y de gloria humanas: «Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» (Mc 10,45).

3.- Al acabar de lavarles los pies a los discípulos les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros (Jn 13,12-13). En el discurso de despedida, antes de padecer y morir, Jesús les dijo: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros (Jn 15, 12-17). Y sentencia en la Última Cena: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros» (Jn 13,34-35). Lo escucharemos el Jueves Santo de nuevo y varias veces a lo largo de año. Y es que no hay otra forma de ser persona y cristiano, por más que no nos comprendan, nos persigan o nos crucifiquen injustamente en nuestra vida. La respuesta es amar y servir desde nuestra libertad.

Fray Francisco Martínez Fresneda, OFM [https://familiafranciscana.com/2018]

3. Contemplación

El grano de trigo

Anastasio era el grano de trigo más joven. Estaba allí, en lo alto de la espiga. No sabía nada. Sólo que aquello luciente y dorado era el sol, que debajo estaban otros granos, Pedro y Fermín, y que el grano más viejo se llamaba Esteban. Esteban le había contado que nació de Sonia, un grano grande de trigo viejísimo que ahora estaba enterrado.

Un día, cuando el sol lucía más que nuca, se sintió amontonado, junto con otras espigas.– ¡Nos han cortado!, decía Esteban. Luego, cuando ya se sentía a gusto con tantos granos de trigo, e iba a proponer jugar a «tú espigueas, yo espigueo”, el grano de trigo que tenía al lado, sintió un ruido muy fuerte y que se precipitaba sobre él una gran piedra. Luego se extrañó de verse tan blanco y tan bonito.– ¡Qué guapo estás!, le dijo Juana. — Tú también, le contestó.

De repente, después de un gran traqueteo, se mezcló con una cosa liquida, como la lluvia: igual de fresca, pero no estaba en gotas. Después, lo mezclaron con una cosa un poco amarga, pero simpática. Luego, unas manos le llevaron de un lado para otro, amasándolo. Pronto se sintió crecer y crecer. Y un calor muy grande. Cuando cesó el calor, oyó una voz que decía:– Esa barra, bien tostadita. Luego sintió unos dientecillos que le mordían. Ahora forma parte del cuerpo de Eva.

Fray Francisco Arias Marcelo, OFM [Fraternidad San Francisco, Mérida]

Agenda del Santuario

 

La Oficina de Información del Real Monasterio comunica que a la Misa del Domingo, 18 de marzo (12.00 de la mañana), acudirán muchos devotos de toda España a honrar a la Madre del Señor manifestada en Guadalupe. La Comunidad franciscana desea a todos una agradable estancia entre nosotros. Conviene, no obstante, que las peregrinaciones que deseen celebrar en la basílica o en la cripta del camarín,  reserven día y hora por correo electrónico: comunidad@monasterioguadalupe.com

Horario de Misas en la Basílica de Guadalupe
  • Días laborables: 12:00 (Misa de Peregrinos) y 19:00.
  • Domingos y días de precepto: 11:00, 12:00 (Misa de Peregrinos), 13:00 y 19:00.
  1. Antes de la misa diaria de Peregrinos y de todas las misas de domingos y festivos encontrará confesores disponibles.
  2. Todos los días del año se reza el Ángelus o Regina Coeli, y media hora antes de la misa vespertina, el Rosario Mariano.
  3. Todos los jueves del curso pastoral, media hora antes de la misa vespertina, la Comunidad y los demás fieles tiene adoración eucarística y rezo de Vísperas.
  4. El próximo viernes de Cuaresma, después de la misa vespertina, se reza el Viacrucis con la imagen del Nazareno por el claustro mudéjar.

 Son cinco números al año y almanaque de pared (tamaño folio, portadas y 40 páginas en papel satinado a todo color): 19 €. Suscríbase ahora mismo en  guadalupe.mcs1916@gmail.com o Revista Guadalupe  Real Monasterio s/n  10140 GUADALUPE (Cáceres)

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