Evangelio y Reflexión del día. Por Fray Manuel Díaz Buiza

Juan (10,31-42)Evangelio según san Juan (10,31-42)

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
El les replicó:
– «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron:
– «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó:
– «¿No está escrito en vuestra ley: «Yo os digo: sois dioses»? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallart la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: «¡Blasfemas!» Porque he dicho: «Soy Hijo de Dios»? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
– «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».
Y muchos creyeron en él allí.
Palabra del Señor

Lo tienen claro, Jesús tiene que morir: «No queremos lapidarte por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Esta es la acusación que se le imputa; pero Jesús no tiene más respuesta que sus actos. Su vida es su único testimonio. En el proceso que los hombres le entablan, sólo se puede conocer la verdad a través de su vida.
Eso es lo que Jesús recuerda:»Creed al menos en las obras; ellas hablan por mi».
Y sus obras nos dicen que Jesús es el Hijo de Dios, y que su filiación no solo le concierne a Él, sino que tiene que ver con nosotros. Jesús es «de Dios», es «el primogénito de una multitud de hermanos». Por Jesús y en Él hemos nacido de Dios, hemos sido «divinizados». Y en la Cruz con sus brazos extendidos a todos los hombres, nosotros, ese día, nacimos a una vida nueva, «paridos por Dios».
Vive hoy tu ser hijo, que tus palabras y acciones así lo demuestren.

¡Paz y Bien!

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