[Oficina de Servicios Pastorales del Real Monasterio]
El tiempo común «durante el año»
Fuera de los tiempos que poseen su característica propia, quedan en el ciclo anual, 33 ó 34 semanas en que no se celebra ningún aspecto particular del Misterio de Cristo. Con todo, también se celebra en ellas el mismo Misterio de Cristo en su plenitud, especialmente el domingo. Este período se llama tiempo «durante el año». El tiempo «durante el año» comienza el lunes siguiente al domingo que cae después del 6 de enero y se continúa hasta el martes anterior a la Cuaresma, inclusive: comienza nuevamente el lunes después del domingo de Pentecostés y se acaba antes de las primeras vísperas del primer domingo de Adviento.
Por esta causa, se usa una serie de formularios para los domingos y ferias de este tiempo, que se encontrarán en el Misal y en la Liturgia de las Horas. [NUAL, 43-44]
El color litúrgico de este tiempo es el VERDE
1. Lecturas del Domingo XVII del Tiempo Ordinario
[Año B: II Reyes 3, 42-44; Efesios 4, 1-6; Juan 6, 1-15]
Apóstol: «Os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados».
Evangelio: «Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: –Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie».
2. Meditación
1.– Jesús enseña con compasión y misericordia a las ovejas abandonadas de Israel, compasión que también abarca a la multitud extenuada y con hambre: «Me da lástima esa gente, pues llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer» (Mc 8,2). Jesús manda a los discípulos que les provean de comida con la intención de mostrarles su impotencia y hacerles ver que no es solución que la misma gente se pueda abastecer de comida. Con el dinero que tienen es imposible comprar comida para tanta gente. Le dicen que un muchacho tiene cinco panes de cebada y dos peces. El pan de trigo o cebada (cf. Jn 6,9) es el alimento base de la población pobre, y el pescado es lo que se añade, lógicamente, en las riberas del lago. Todo esto crea y prepara la situación para el milagro.— El texto que trae la liturgia de hoy es del Evangelio de Juan, aunque tiene referencias a las dos redacciones de Marcos, que usa una tradición parecida pero no directamente dependiente. El signo de la multiplicación de los panes, según Juan, es para que el pueblo perciba que es el profeta esperado; sin embargo, para Marcos es para que los discípulos «vean» y «comprendan» a Jesús; y comienzan a «entreverlo» con la confesión de Pedro: «Tú eres el Mesías» (8,29). Los Evangelios relacionan entonces los títulos de profeta, mesías, rey, títulos que la comunidad cristiana dará a Jesucristo.
2.- «Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado». Los gestos y palabras de Jesús evocan el rito que el padre de familia hace al partir el pan en la comida. Es una oración en la que se suele incluir la acción de gracias, la bendición y la alabanza, en las que actúa la relación de Dios a los hombres y de los hombres a Dios a partir, y con ocasión, de las cosas y acciones que mantienen y defienden la vida humana. El pan suele tener la amplitud de un plato, y el primer trozo se lo come quien lo bendice y lo distribuye. Y hay tal cantidad, que sobraron doce canastas. Este dato señala la magnitud del milagro y lo que es más importante: la participación en la mesa de Jesús de toda clase de gente; todo el mundo tiene cabida, sea de la condición que fuere. Es la dimensión universal del Dios del Reino que ofrece la enseñanza y el pan, es decir, la vida.
3.- El milagro trata de la comida de los hombres, y entendida como un don de Dios. Él da el alimento esencial para vivir, el pan, que resume la subsistencia de todo hombre (cf Gén 37,25); el pescado se une al pan y al agua como tantas hierbas y carnes que los acompañan. Esta comida, como ofrenda de Dios, fundamenta la comunión entre los humanos, porque hace posible la amistad (cf Gén 43,25-34), la hospitalidad (cf Jue 19,20-21) y el perdón (cf 2Sam 9,7). La potencia de Dios cubre las necesidades del hombre cuando la creación y el trabajo no dan para comer, pero con una misma perspectiva: la comida es siempre un don, que sobreabundará en el banquete del Reino, y será como cuando Jeremías comunica a los desterrados: «Y vendrán entre aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor: trigo y vino y aceite, y rebaños de vacas y ovejas; su alma será como huerto regado, no volverán a desfallecer» (Jer 31,12). Es la misión de los cristianos para los 870 millones de personas contabilizados que pasan hambre.
Fray Francisco Martínez Fresneda ofm [https://familiafranciscana.com/2018]
3. Contemplación
Peligrosos en el portal
Los magos salieron del pesebre de Belén dejando oro, incienso y mirra. En ese momento llegaron tres personas extrañas, sin cortejo y con aspecto siniestro. El primero tenía harapos, parecía hambriento y cansado. El segundo llevaba cadenas en las manos y los pies, y grandes cicatrices. El tercero tenía un cabello largo y sucio, sus ojos desfallecidos buscaban alivio.
Los vecinos del pesebre estaban asustados. Se apostaron a la puerta para protegerla, y le dijeron a san José:– Ten cuidado con esta mala gente que quiere entrar al pesebre. San José les respondió:– Todos, pobres o ricos, pueden presentarse ante el Niño. El Niño no pertenece a nadie, ni siquiera a sus padres. Dejad entrar a estos viajeros. Los tres necesitados estaban inmóviles, delante del niño. José se dirigió hacia el lugar donde estaban los regalos de los magos y ofreció el oro al hambriento, la mirra al prisionero y el incienso al triste.
La gente indignada gritaba:– No tiene derecho. Esos regalos son del Niño. Los tres visitantes agradecieron a José su generosidad, pero no aceptaron el regalo. Luego pasó una cosa extraña. El primero dejó su abrigo envejecido y remendado a los pies del recién nacido, el prisionero le entregó sus cadenas y el triste, su mirada perdida:– Tómalos. Acepta. Un día necesitarás un abrigo cuando estés desnudo, y bálsamo para curar tus heridas, y cadenas cuando te traigan cautivo. Acuérdate de nosotros ese día. Se hizo un silencio larguísimo y los tres mendigos salieron del pesebre consolados y fortalecidos. Habían compartido su vida y sus cosas con su Dios.
Selección de Fray Francisco Arias Marcelo, OFM. [Fraternidad de Mérida]
Agenda del Santuario
La Oficina de Información del Real Monasterio comunica que a la Misa del Domingo, 29 de julio (12.00 de la mañana), acudirán muchos devotos de toda España a honrar a la Madre del Señor manifestada en Guadalupe. La Comunidad franciscana desea a todos una agradable estancia entre nosotros. Conviene, no obstante, que las peregrinaciones que deseen celebrar en la basílica o en la cripta del camarín, reserven día y hora por correo electrónico: comunidad@monasterioguadalupe.com
Horario de Misas en la Basílica de Guadalupe
- Días laborables: 12:00 (Misa de Peregrinos) y 20:00.
- Domingos y días de precepto: 11:00, 12:00 (Misa de Peregrinos), 13:00 y 20:00.
- Antes de la misa diaria de Peregrinos y de todas las misas de domingos y festivos encontrará confesores disponibles.
- Todos los días del año se reza el Ángelus o Regina Coeli, y media hora antes de la misa vespertina, el Rosario Mariano.
- Todos los jueves del curso pastoral, media hora antes de la misa vespertina, la Comunidad y los demás fieles tiene adoración eucarística y rezo de Vísperas.
Despedida
Durante más de seis años, bajo la mascarilla de Servicios Pastorales del Real Monasterio y Oficina de Información del Real Monasterio, fray Antonio Arévalo Sánchez estuvo actualizando esta página del histórico santuario mariano; casi los mismos que atendió los correos electrónicos de la Comunidad, la Biblioteca y la Revista de la casa. Habiendo sido trasladado recientemente del convento de Guadalupe, con esta entrega dominical se despide de uno y otro servicio. Queda muy complacido por el seguimiento, visitas y atenciones recibidas.
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