6 de octubre: San Bruno de Colonia.
Este santo nació alrededor del año 1030 en la ciudad de Colonia, perteneciente entonces al Sacro Imperio Romano Germánico. Siendo muy joven, abandonó su ciudad natal para dirigirse a la urbe gala de Reims. Ahí hizo los estudios del trivio, quatrivio y teología. Destacó como un excelente alumno, especialmente, en los estudios sobre la Sagrada Escritura. Con solo 26 años, pasó a ser el director de la Escuela de la catedral de Reims, entonces la más prestigiosa de toda Francia.
Hasta Reims llegaban estudiantes provenientes de toda Europa atraídos por la fama y por la calidad de las enseñanzas impartidas allí. Además, Bruno era canónigo de la catedral de Reims y el arzobispo de Reims lo nombró canciller-secretario de la archidiócesis. Con un futuro tan brillante por delante, e incluso siendo apuntado por el legado pontificio en Francia como persona totalmente idónea para ocupar la sede arquiepiscopal de Reims (la más importante de toda Francia entonces), Bruno sintó la vocación monástica.
San Bruno nos legó dos Cartas: una, escrita a su amigo Raúl Le Verd, canónigo y luego arzobispo de Reims. Otra, a sus hijos espirituales de Chartreuse, la primera cartuja por él fundada. Además, se conserva el texto de su profesión de fe, que fue pronunciada poco antes de su muerte junto a sus hermanos de la cartuja de Santa María de la Torre. Se le atribuyen también un libro de Comentarios a las Cartas de San Pablo y otro de Comentarios a los Salmos.