Por todos los caminos

[Oficina de Servicios Pastorales del Real Monasterio]

50 días de Pascua

Catequesis o sentido de la celebración

¿Qué es el Tiempo pascual? La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del domingo de Resurrección al domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como el «gran domingo».

Sacramentos pascuales. Para aquellos adultos que han recibido la iniciación cristiana durante la Vigilia pascual, este tiempo ha de considerarse como un tiempo de «mistagogia». En todas partes, además, durante la octava de Pascua hágase memoria en la plegaria eucarística de los que han recibido el bautismo en la Vigilia pascual.

Los neófitos [o recién bautizados] tengan reservado un lugar especial entre los fieles durante todo el tiempo pascual, en las Misas dominicales. Los neófitos procuren participar en las Misas junto con sus padrinos. En la homilía y, en cuanto sea posible, en la plegaria universal o de los fieles, hágase mención de ellos. […]. Es muy conveniente que los niños reciban su primera comunión en estos domingos pascuales.

 Los pastores han de recordar y explicar a los fieles durante el tiempo pascual el sentido del precepto de la Iglesia de recibir la Eucaristía en este tiempo a los cristianos que ya han hecho la primera comunión. Se encarece que durante este tiempo, y especialmente durante la semana de Pascua, se lleve la comunión a los enfermos.

¿Cuándo termina? El domingo de Pentecostés concluye este sagrado período de cincuenta días con la conmemoración de la donación del Espíritu Santo derramados sobre los apóstoles, el comienzo de la Iglesia y el inicio de su misión a todos los pueblos, razas y naciones. Se recomienda la celebración prolongada de la Misa de la Vigilia de Pentecostés, que no tiene un carácter bautismal como la Vigilia de Pascua, sino más bien de oración intensa según el ejemplo de los apóstoles y discípulos, que perseveraban unánimemente en la plegaria juntos con María, la Madre de Jesús, esperando el don del Espíritu Santo.

[CPFP. Congregación para el Culto divino, 1988, nº- 100. 102-104. 107]

El color litúrgico de este día y tiempo es el BLANCO.

1. Lecturas del VII Domingo de Pascua: Ascensión

[Año B: Hechos de los apóstoles 1, 1-11; Efesios 1, 17-23; Marcos 16, 15-20]

Apóstol: «El Padre de la gloria os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cual la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo».

Evangelio: «En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once, y les dijo: –Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban».

2. Meditación

1.- Jesús entra en la gloria del Padre y termina la misión de amor y amor salvador y misericordioso que le ha mandado el Padre (cf. Jn 1,14). El Logos se encarna, el Hijo es enviado para que se recupere la dignidad de los hombres y el sentido que tuvo la creación, como promesa y objetivo, al principio del tiempo.  Ahora le toca a los discípulos continuar con el «Alegre Mensaje», con la «Buena Noticia». Y Jesús les manda a toda la creación (Mc 13,10). Israel ya no tiene la prioridad de la evangelización y la salvación. Ésta está ahora vinculada a los que crean en el mensaje de Jesús y a los que se bauticen y es ofrecida a todos los hombres. Las señales que acompañan la predicación de los discípulos son lo que sigue a su testimonio de vida y a su palabra: el mal retrocede, o se enquista ante el bien, la esclavitud cede ante la libertad y dignidad humana, la mentira es superada por la verdad. Y esto es el comienzo de un camino que seguimos andando hoy.

2.-  Jesús, antes de adentrarse en la gloria divina, manda a los discípulos que vayan a todas las culturas para proclamar la salvación universal, porque el Dios, que ha vivido y proclamado, es de todos. No es sólo de los judíos, o de los cristianos, o de los musulmanes, o de cualquier otra religión o credo. Dios es de todos, y todos merecen conocerlo y salvarse. De ahí que la identidad de Jesús, la Persona divina del Logos encarnada, siempre la hayan comprendido los cristianos como el hombre universal. Pero no es el hombre universal diseñado en los libros o descrito en las ideologías, o definido en las teologías, sino es universal porque ha vivido lo que todos experimentamos como gozo y dolor, como amor y cruz. Y él convierte esa experiencia en amor crucificado, capaz de orientar la vida hacia los objetivos de su plenitud y felicidad. Por eso tiene la Iglesia el sagrado deber de hacer discípulos en todos los pueblos; de dar a conocer a aquél que es la fuente de la felicidad y el gozo.

3.- Los discípulos de Jesús debemos ser conscientes de que no estamos solos en la misión de hacer presente el Reino que él predicó e inició con su presencia en Galilea. Jesús nos acompañará todos los días de nuestra vida. Él con el Espíritu suyo y del Padre harán que veamos en la naturaleza creada el vestigio de su vida, porque «todas las cosas fueron creadas por él y para él» (Col 1,16). Jesús promete: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20). Está presente especialmente cuando la comunidad cristiana escucha su Palabra (cf. Lc 24,32) y celebra la Eucaristía: «Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”. Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros” (Mc 14,19-20). Y nunca los cristianos podemos olvidar dónde vive especialmente Jesús, porque en ello nos va la salvación: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”… “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”» (Mt 25,34-40).

Fray Francisco Martínez Fresneda ofm  [https://familiafranciscana.com/2018]

 3. Contemplación

Gusanos y mariposas

Una vez iba una oruga paseando por la rugosa superficie de un tronco. La vio una mariposa y, posándose ante ella, le dijo:– Hola, hermana del pasado. ¿Por casualidad sabes tú que vendrán en el futuro días en que, abandonando esa envoltura terrena, te hagas voladora como yo y asciendas hacia el cielo? Y la oruga le dijo:– Sí. Eso es lo que me enseñaron mis padres y a ellos les enseñaron mis abuelos. Decían que después de ésta hay otra vida donde podemos liberarnos de las cadenas de la tierra y ascender alados a nuevos lugares. Mas yo no lo creo, y aunque en mis días y en mis noches pienso que camino hacia algo, mi imaginación se para aquí donde adoro el latido de la savia y el palpitar de las hojas cuando me acarician los pies”.

Entonces la mariposa se fue hacia arriba y desapareció. Pasaron varios días, que fueron años para la oruga, y ésta notó que le llegaba su final. Se fue hacia una rama saliente de pino y, cuando se ponía el sol, hizo su tumba de seda, acostándose para esperar la venida de la muerte.

Pero cuando llegó la primavera, sintió vida en su interior, abrió un agujero en el capullo, extendió sus alas y rauda se ensimismó en el aire y dio sus primeros aleteos hacia el sol de la mañana. Cuando volaba, vio una oruga que subía trabajosamente por un tronco. Entonces, posándose delante de ella, le dijo:– Hola, hermana del pasado. ¿Sabes que vendrán días…?

[Cayetano Arroyo]

Selección de Fray Francisco Arias Marcelo, OFM [Fraternidad de Mérida]

 Agenda del Santuario

 La Oficina de Información del Real Monasterio comunica que a la Misa del Domingo de Pascua, 13 de mayo (12.00 de la mañana), acudirán muchos devotos de toda España a honrar a la Madre del Señor manifestada en Guadalupe. La Comunidad franciscana desea a todos una agradable estancia entre nosotros. Conviene, no obstante, que las peregrinaciones que deseen celebrar en la basílica o en la cripta del camarín,  reserven día y hora por correo electrónico: comunidad@monasterioguadalupe.com

Horario de Misas en la Basílica de Guadalupe

  • Días laborables: 12:00 (Misa de Peregrinos) y 20:00.
  • Domingos y días de precepto: 11:00, 12:00 (Misa de Peregrinos), 13:00 y 20:00.
  1. Antes de la misa diaria de Peregrinos y de todas las misas de domingos y festivos encontrará confesores disponibles.
  2. Todos los días del año se reza el Ángelus o Regina Coeli, y media hora antes de la misa vespertina, el Rosario Mariano.
  3. Todos los jueves del curso pastoral, media hora antes de la misa vespertina, la Comunidad y los demás fieles tiene adoración eucarística y rezo de Vísperas.
 

Rezar el Rosario por los barrios

A las 6 de la tarde de los sábados de mayo, la Asociación de Damas de Santa María de Guadalupe ha decidido rezar el Rosario en los barrios de la villa. Este es el programa:
Sábado 5 de mayo: Plaza de san Francisco
Sábado 12 de mayo: Plaza de la Corredera
Sábado 20 de mayo: Plaza de los Tres Chorros
Sábado 26 de mayo: Calle de la Pasión  
 
 

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