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Reflexión diaria del Evangelio | Lunes, 15 de noviembre de 2021| Fr. Antonio Majeesh Kallely, OFM
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Evangelio y Reflexión del día. Por Fray Manuel Díaz Buiza
¡Señor, que vea!
Evangelio según san Lucas (18, 35-43)
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor
Cuando duele de verdad algo, el hombre grita y Dios lo escucha. Eso es lo que acontece en este encuentro entre el ciego y Jesús.
Jesús percibe el coraje del ciego; es consciente de que le duele su ceguera, y está harto de tanto ver sin ver; con su grito expresa su lucha por salir de sus oscuridades: ¡Ten compasión de mi!
Y el Señor, le hace huir de la desesperación y le hace ver el mundo con una mirada distinta, la del amor y la misericordia.
Ten confianza en el Señor y Él nos dará a vivir su salvación. ¡Dejémosnos deslumbrar hoy por su misericordia!
¡Paz y Bien!
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Evangelio y Reflexión del día. Por Fray Manuel Díaz Buiza
Una pizca de fe
Evangelio según san Lucas (17,1-6)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar.» Y os obedecería.»
Palabra del Señor
«Señor, auméntanos la fe»
Que esta sea nuestra humilde plegaria porque sabemos que para vivir el perdón y la misericordia necesitamos de un poco de fe para construir una verdadera fraternidad entre los hombres nuestros hermanos.
Porque hemos ya experimentado lo importante que es la fe, no nos resignamos ante la fragilidad de nuestros pobres resultados por cambiar la faz del mundo. Para volver una y otra vez a emprender la tarea, a pesar de tantos fracasos que nos duelen y de tantos abandonos que nos avergüenzan.
Que nuestros labios no se cansen de pedir todos los días, a cada momento «esa pizca de fe» que nos mantenga en lucha para afrontar nuestra vida con la serena certeza de que contamos con la presencia, la compañía del amor y de la misericordia de Dios.
¡Paz y Bien!
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