Real Monasterio de Guadalupe

Breve reflexión: ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia?

El evangelio dice esta manera; José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custodio. Custodio ¿de quién? De María y de Jesús; pero es una custodia que se extiende luego a la Santa Iglesia.

San José vivió con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende. También con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio.

En José, queridos y amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación. Es preocuparse uno del otro en la familia, en la sociedad y en el mundo entero.

En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Todos los cristianos somos custodios de unos a otros. Sed custodios de los dones de Dios.

Fr. Antonio Majeesh, OFM

Real Monasterio de Santa María de Guadalupe ( Spain)