Decisión
Evangelio según san Lucas (9,51-56)
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?» Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Palabra del Señor
El Evangelio de hoy, a simple vista, parece que no se dice nada muy importante ni propone ninguna actitud o comportamiento a secundar solo dice que Jesús toma la decisión de seguir caminando. Pero no penséis que esta decisión de Jesús es insignificante pues está diciendo nada más y nada menos, que ha decidido asumir lo que tenga que venir en el camino de la vida.
¡La suerte está echada! Jesús «se afirmó en su voluntad» y tomó el camino de Jerusalem; pero el viaje que emprende Jesús, y que no terminará más que con la ascensión, después de su victoria sobre el sufrimiento y la muerte, es como un éxodo personal. Jesús irá aprendiendo, día tras día, a conocer la voluntad de su Padre, una voluntad que irá descubriendo en la oración.
También nosotros que estamos en camino podemos hacerlo de cualquier manera y en cambio, Jesús, con su ejemplo, nos propone afrontar con decisión este viaje que es el camino de la vida que todos iniciamos con nuestro nacimiento y que todos terminaremos con nuestra muerte. Entre estas dos verdades transcurre nuestra vida. ¡Ojalá que aprendamos como Jesús a aceptar lo que venga, a afrontado desde la oración y descubrir en lo bueno pero también en lo malo de la vida la voluntad de Dios, pues a los que aman a Dios todo le sirve para el bien.
¡Paz y Bien!