El 23 de septiembre, San Pío de Pietrelcina.

Un saludo franciscano a todos los hermanos y amigos, paz y bien.
El Padre Pío nació el 25 de mayo de 1887, en Pietrelcina, Campania, Italia. Fue bautizado al día siguiente en la iglesia de Sant’Anna. Hijo de Grazio Orazio Mario Forgione y María Giussepa di Nunzio. Se crio en el seno de una humilde familia católica devota. Se consagró a sí mismo a Jesús con cinco años y a los quince, se unió a la orden capuchina tomando el nombre de Pío en honor de San Pío I.
Sostenía el haber tenido una visión, el 1 de enero de 1903, después de la comunión, anunciándole una lucha continua con Satanás. En la noche del 5 de enero, la última que pasó con su familia, declaró otra visión en la que Dios y María lo habrían alentado asegurándole su predilección. En 1910, año en que se convirtió en sacerdote, aparecieron sus estigmas (marcas corporales correspondientes a las heridas sufridas por el Jesús crucificado) por primera vez, aunque desaparecieron.
Los frailes de su convento le acusaron de los peores pecados ante la Congregación de la Doctrina de la Fe. El papa Juan XXIII tampoco confió en las dotes sobrenaturales que le atribuía el vulgo. Reclutado por el ejército italiano en 1915 para prestar servicio médico durante la Primera Guerra Mundial, fue dado de baja poco después debido a su mala salud.
Recibió los estigmas nuevamente en 1918, y esta vez permanecieron hasta su muerte.
Estos y otros signos de su santidad, como su capacidad de estar en dos lugares a la vez y su don de curación, atrajeron a un creciente número de peregrinos. Se destacó por su caridad y piedad y se asegura que tenía el don de escrutar en el corazón de las personas, negando muchas veces la absolución a los que se confesaban con él al suponer que le estaban ocultando pecados. Debido a numerosas denuncias contra él, el Santo Oficio le abrió en 1931 una investigación y le sometió a un «arresto domiciliario», con la prohibición de contactar con los fieles y con la sola autorización de celebrar misa en privado.
Pío de Pietrelcina falleció el 23 de septiembre de 1968, en San Giovanni Rotondo, Apulia, Italia. Beatificado el 2 de mayo de 1999, y canonizado el 16 de junio de 2002 por el Papa Juan Pablo II. El fraile capuchino es el 457º santo de los elevados a los altares por Juan Pablo II durante su pontificado.
Fr. Antonio Majeesh George Kallely, OFM.
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