En la plástica de este magnífico monumento ocupa un lugar privilegiado la escultura, estrechamente vinculada a escenas biblícas y a santos y santas, destacándose la imagen de la Virgen, los santos y santas que presiden los retablos, la escultura funeraria y la sillería del coro.
La imagen de la Virgen y otras esculturas marianas
La imagen de la Virgen de Guadalupe está realizada en madera de cedro policromada. Está vestida y por ello se presenta con aspecto triangular. Se trata de una escultura tallada de María y el Niño realizada a finales del siglo XII, con algunos detalles protogóticos, como los zapatos puntiagudos de la Virgen, frente al hieratismo y frontalidad románicos de la Madre y de Jesús.
Al ser la Virgen el principal centro de la devoción y religiosidad popular de este lugar, la escultura que aquí se encuentra ofrece una temática mayoritariamente mariana, como queda reflejado en las puertas de acceso al templo, ubicadas en la fachada principal. En la actualidad las existentes son una réplica de las originales del siglo XV que se colocaron por el deterioro que sufrían las auténticas, expuestas en los laterales del Auditorio o Iglesia Nueva del Monasterio. El valor de estas estriba en sus cuatro hojas de madera batientes recubiertas de bronce repujado, que nos presentan un amplio programa iconográfico de la Virgen María en doce relieves.
Otra imagen mariana que se destaca en este Santuario es la imagen de la Virgen del Coro, colocada sobre la sillería coral en 1499, cuya autoría se atribuye a Anequin Egas. Se trata de una imagen de tipo apocalítpico, con la luna a los pies y coronada de estrellas, pero con el Niño totalmente desnudo, en brazos.
Imágenes de Pasión
Las referencias al Vía Crucis, a través de las cuatro estaciones colocadas en las esquinas del claustro mudéjar, se constata con la presencia de elementos escultóricos propios como La Crucifixión (cuya presencia se conoce por los restos conservados) en el ángulo sudoeste, al lado de la Capilla de San Martín, de la que solo queda la imagen de María Magdalena. Además, El Descendimiento de Cristo, junto al refectorio, con la Virgen, Juan y una de las Santas Mujeres.En el otro extremo del noreste, El Santo Entierro, de los que se conservan los bultos de medio cuerpo de María, San Juan y la Magdalena. Por último, La Resurección sobre el sepulcro del Padre Illescas, cerca de la entrada a la capilla de Santa Cecilia. Las piezas que se conservan de estas esculturas se exponen en el Museo de Esculturas y Pinturas, las cuales atribuidas a Egas Cueman (1469-1475).
Imagen Cristo yacente
Imagenería en Iglesia y Coro.
La presencia de imágenes de santos y santas en el monasterio de Guadalupe es muy interesante y variada, pues no en vano son numerosos los retablos y capillas no sólo en el templo, sino en muchas de las estancias de este cenobio.
Como es lógico el espacio de mayor presencia de imágenes es la Iglesia, donde existen un retablo mayor y dos laterales. Los laterales están dedicados a San Pedro y Santiago, atribuidos a Manuel de Larra y Churriguera.
Detalle Retablo Altar Mayor
El retablo mayor de la iglesia (El tercero a lo largo de su historia) data del siglo XVI y el proyecto fue puesto en marcha por el que fuese arquitecto de Felipe III, Juan Gómez de Mora, con la participación de los escultores Giraldo de Merlo, Jorge Manuel Teotocópuli y Juan Muñoz, si bien la realización se le atribuye al primero. En estilo barroco clasicista, cuenta con banco (ilustrado con 17 relieves), tres cuerpos y remate, articulados en siete calles. Encima del banco se elevan columnas estriadas, guirnaldas, entablementos y otros elementos decorativos, donde se exhiben un buen número de pinturas y esculturas.
Este retablo también presenta seis grandes lienzos con escenas de la vida de Cristo y María, y en ambos lados del remate dos escudos de los Austrias y culminación con el emblema mariano de azuzenas.
Las imágenes de Santa Ana (madera tallada y policromada de mitad del siglo XVI), el relieve de San Miguel Árcangel o los evangelistas San Lucas y San Juan, son entre otras, una muestra del interés artístico de la escultura religiosa de Guadalupe.
El Coro está integrado por una magnífica sillería del siglo XVII, realizada en madera de nogal, que dispone de 45 sillas en la sillería baja, con una cuidada realización escultórica en los respaldos, dedicados a santas. En la parte superior, 49 sitiales muestran representaciones de santos. El estilo de esta sillería se denomina churrigeresco. En el mismo coro se encuentra el denominado “Tenebrario”, anónimo de madera tallada, de finales del siglo XV.
Escultura funeraria
Los sepulcros de Guadalupe son numerosos y de gran valor artístico. Es por ello que no podemos dejar de mencionar a este tipo de elementos escultóricos, que componen una buena muestra en este cenobio y que no pasan desapercibidos entre los visitantes que se acercan a este enclave.
Entre los más antiguos el sepulcro de Juan Serrano, el último prior secular, ubicado en la capilla de San Gregorio. Está realizado en alabastro, decorado con medallones polilobulados con motivos heráldicos y vegetales.
Destaca también el del obispo Illescas, realizado por Egas Cueman, de estilo gótico y labrado en alabastro. Se sitúa este en uno de los vértices del claustro mudejar coronado por una interante bóveda de crucería. El mismo autor también es el encargado de dar forma al sepulcro de los Velasco, situado en la capilla de Santa Ana. Es un panteón formado por un arco de medio punto lobulado en su interior, sobre el que se superpone una bella hornacina con otro arco lobulado y angrelado que contiene un relive de la Virgen y el niño.
Finalmente se destaca a este monasterio como panteón real, pues entre sus muros reposan los restos de Enrique IV y su madre, además de los conocidos como “Reyes de Portugal”, don Dionís y su esposa. Ambos sepulcros son obra de Giraldo de Merlo.
Sepulcro Monasterio Guadalupe