MISTERIOS DE LA VIDA DE JESÚS A LA LUZ DE SU CORAZÓN.

REFLEXIÓN DIARIA

Día 2: CORAZÓN DE JESÚS EXULTANTE DE ALEGRÍA

Misterio de la visitación a Santa Isabel

“Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.” (Lc 1, 41)

“Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1), cuando Cristo se hace presente y es acogido, el corazón del hombre exulta de gozo y alegría porque es capaz de reconocer a su Salvador. Pero no solo se llena de gozo el corazón del hombre, sino también el Corazón de Cristo, porque ve realizada su obra y su misión en él.

Cuando Jesús se hace presente en casa de Zacarías e Isabel, Juan exulta de gozo e Isabel bendice y da gloria a Dios por la obra de la Encarnación en el seno virginal de María. La máxima alegría que experimenta el Corazón de Cristo es contemplar que toda la creación cumple con el fin para el que fue creado. ¿Cuál es el fin del hombre? Nos lo recuerda san Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales cuando dice en el principio y fundamento: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima…” (EE 23).

La alegría que nace en el momento del encuentro de Isabel y María, de Juan y Jesús, es fruto de vidas entregadas a la voluntad de Dios. Nosotros como hijos que amamos a Nuestro Padre debemos de soñar con hacerle feliz, y debemos luchar con todas nuestras fuerzas para conseguirlo.

La santidad de vida es un camino difícil pero pleno, por ello debemos ponernos en camino cuanto antes. ¿Soñamos con hacer feliz a Dios? Unámonos al Corazón de Cristo y ofrezcámosle nuestras vidas, no perderemos nada y lo conseguiremos todo en su Amor. Imitemos al Corazón de Cristo que en todo buscó agradar a Dios y pidámosle ayuda en los momentos de debilidad, nunca caeremos si hemos invocado antes al Corazón de Cristo, pues su alegría también reside en la confianza que pongamos en Él. Cuando un alma invoca al Corazón de Jesús, Él exulta de alegría porque es el primer paso para vivir en la voluntad de Dios. “Teniendo a Jesús, ¿puede faltar algo?”

Fr. Antonio Majeesh George, OFM

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