Evangelio y Reflexión del día. Por Fray Manuel Díaz Buiza

Juan (12,1-11)Evangelio según san Juan (12,1-11)

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
– «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
Palabra del Señor

En Betania, seis días antes de la Pascua, en casa de sus amigos, se anticipa el desenlace de la crisis con el gesto de María que en vez de guardase el perfume para el día del enterramiento del Señor, lo acaba derramándolo sobre los pies del Maestro.
Jesús ha quedado marcado ya para la muerte, del mismo modo que el cordero es marcado para ser llevado al matadero. El juicio ha sido ya ejecutado: ya solo es cuestión de días.
Y en esta hora aparece Maria con su silencioso gesto de amor, de adoración, sin cálculo ni medida: un perfume sumamente caro que llenó toda la casa con su fragancia, imagen de lo que tiene que ser el verdadero seguidor de Jesús. Pero a la donación total sin limites se contrapone la tacañería de Judas Iscariote. Son los dos tipos de seguimiento: María y Judas. El amor dilató el corazón de una, la mezquindad cerró de par en par el corazón del otro.
La hora de Betania, es sin duda, la hora donde flota ya en el aire el perfume de la Pascua.

¡Paz y Bien!

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