Evangelio según san Marcos (16,15-18)
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Palabra del Señor
Hoy celebramos la fiesta de la conversión de San Pablo y concluimos también el octavario de oración por la unidad de los cristianos con el que hemos pedido a Dios el don de la unidad para todos los que tenemos una misma fe en el Dios del amor, Padre de nuestro Señor Jesucristo todos los Cristianos católicos, ortodoxos y protestantes.
San Pablo respondió a la llamada de Jesús con un cambio radical de vida, pasando de ser perseguidor de los cristianos a anunciar a Cristo a todos en las diversas culturas con las que se encontró. Es el encuentro con el Señor el que le cambió la vida; también es así en nuestra experiencia como cristianos.
Necesitamos encontrarnos con Jesús. Todo lo nuevo nace de ese encuentro.
Jesús, en el Evangelio nos invita a compartir su misión. Como él, estamos ungidos por el Espíritu Santo. No habla de “periferias” o de “Iglesia en salida”, pero nos lo dice claro. “Id, poneos en camino”. Jesús y el Papa Francisco sintonizan. Si confiamos, Dios dará la idoneidad y los recursos para la misión; no hacen falta otros títulos. Siempre, hemos de preguntarnos los seguidores de Jesús: y a mí y a mi Iglesia, ¿qué señales nos acompañan en el anuncio del Evangelio?
¡Paz y Bien!