Desde su altura hermosa, Mirabel, mirada bella, esta mañana ha descendido el Santo Cristo Yacente para permanecer unos días a las plantas de su bendita Madre, Santa María de Guadalupe, con carácter extraordinario, no para pedir agua de lluvia, sino el agua de la sanación. Hoy padecemos sequía sanitaria, terrible y prolongada. Tu pueblo tiene sed de ti como la tierra reseca, agostada, sin agua.
Tú eres el agua viva que brota de tu costado abierto, Señor. En ti está la fuente de la salud manando torrentes de aguas saludables: «el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna» (Juan 4,14). El lunes, 3 de mayo, a las 12:00 y a las 20:00 h celebremos las Misas en su honor. Su presencia entre nosotros será verdadera fuente de bendición y de sanación.